La gran
cantidad de información que se produce en el medio continuo y las extensiones tecnológicas
de que disponemos en forma de dispositivos móviles producen una sobre abundancia de
información procedente, en muchos casos, de fuentes desconocidas. Cuando hablo de medio continuo me refiero a la infoesfera digital carente de periodicidad y en la que la información fluye de forma síncrona, constante y ubicua. De
hecho casi el 50% de la información que publican los medios proceden de
este tipo de fuentes.
Asi, se está dando un proceso
en el que se produce un consumo compulsivo de información que no permite el
necesario proceso de asimilación y sedimentación cognitiva en las
audiencias. Hoy, en algunos sectores de población,
se observa una dependencia del instante, de la anécdota,
del comentario excéntrico, mediante una sucesión
de estímulos variables que magnifican lo efímero,
a modo de atracción magnética de la atención,
en detrimento de las grandes cuestiones (Erik- sen 2001; Rosenberg y
Feldman 2010). El periodismo espectáculo, propio de los medios
audiovisuales, se ha adueñado de la información
digital continua y también de las redes sociales.
Fte: Periodismo en la era digital |
Es
precisamente por ello que el problema tiende a agravarse en situaciones de
emergencias y catástrofes donde el consumo y la producción
de la información, no sólo de los medios, sino especialmente
de los ciudadanos, crece de forma exponencial gracias a sus dispositivos móviles.
Estas extensiones tecnológicas permiten subir a la red testimonios, fotos y vídeos
procedentes de su experiencia personal o fruto de la clonación
masiva, vía RT (repetición) de los contenidos de otros difícilmente
verificables en medio de un proceso de consumo bulímico
de informaciones con una vida aproximada de 5 minutos. Imaginemos lo que pudo
ser esto en catástrofes como el terremoto y tsunami de Japón
(2011) en el que se llegaron a publicar casi 6.000 tweets por segundo o durante el huracán Sandy.
En el Tsunami el gobierno japonés se vio obligado a abrir cuenta en Twitter. En pocas horas tenía más de 200.000 seguidores |
Soluciones
al proceso de consumo bulímico de la información de emergencias en Twitter
Vamos a
acotar el ámbito de estudio a la red social esencial hoy en día
en la distribución de información. Twitter se ha convertido en
el granero de la información bruta al que acuden tanto ciudadanos
como medios con el fin de obtener información de último minuto. A través
de la misma accedemos a información prácticamente sincrónica
de los afectados por la tragedia antes incluso de que se personen en el lugar
los servicios de emergencia o los periodistas.
Sin
embargo, el proceso de distribución secuencial de la información
a través
del Time Line
supone
que la vida media de un tweet se sitúe en los 5 minutos. Cuando un usuario
de esta red es conocedor de la tragedia, y acude a la búsqueda de información, ésta
puede llevar abierta bastante tiempo. Un ejemplo claro fue el accidente del
tren Alvia en Santiago de Compostela donde decenas de tuiteros, en su afán
de colaborar, repicaban de forma constante la necesidad de donar sangre cuando
las autoridades hacía tiempo que habían dejado de solicitarla.
El
acceso variable a la información de emergencia por miles e incluso
millones de usuarios de Twitter propicia un flujo constante y una repetición
de mensajes en tiempos muy diversos cuando muchas de esas informaciones
realmente han caducado en su finalidad primigenia de producir una determinada
respuesta social. En ese sentido, la fuente informativa, entendiendo por tal un Servicio de información de Emergencia, logra el mayor impacto, no en los primeros
instantes de la publicación del mensaje, sino en función
de que el mismo sea repicado por los nodos más influyentes y de mayor calidad. Estos pueden obtener
directamente la información de la fuente original o de un tweet
clonado. Así, nos podemos encontrar con que los efectos de un
determinado tweet pervivan mucho más tiempo del deseado pesé
a que de la fuente original haya partido ulteriores mensajes que maticen, varíen
o modifiquen el contenido del primer mensaje.
Dado
que el acceso es variable a la información podemos realizar las siguientes
acciones. En primer lugar si queremos que un determinado mensaje perviva debe
reproducirse y actualizarse con cierta periodicidad asociado al hashtag donde
se agrupé
la conversación. Las correcciones o modificaciones del mensaje original
deben, por tanto, siguiendo esta lógica repetirse también
de forma periódica. Recordemos que la vida media útil de un tweet
es de 5 minutos.
Asimismo,
se impone la monitorización constante del hashtag, no sólo
a la caza de bulos y rumores, sino también de todos aquellos mensajes caducados
en su finalidad original o de efectos indeseados en el tiempo con el fin de
dirigirse a sus reproductores para lograr atajar lo antes posible su efecto. Se publicará siempre con el hashtag lo que redundará a la hora de
frenar el rumor.
Dado
que la viralización del mensaje caducado puede ser muy alta, se impone la
colaboración y acción conjunta entre el Servicio de
Información de Emergencias, la estructura de grupos VOST y la
comunidad de influencers que, de forma colaborativa, ayude al control de
este tipo de mensajes.
Asimismo,
es esencial la comunicación de la situación a los medios
informativos con presencia en la esfera digital con el fin de frenar la
reproducción de los mensajes caducados
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