Lugar | Nueva York, Condado de Arlington (Virginia), Shanksville (Pensilvania) Estados Unidos |
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Coordenadas | Coordenadas: (mapa) , |
Blanco(s) | civiles y militares |
Fecha | 11 de septiembre de 2011 08:46 – 10:28 (UTC-4) |
Tipo de ataque | Atentado terrorista, asesinato masivo, Ataque suicida |
Arma(s) | Vuelo 11 de American Airlines Vuelo 175 de United Airlines Vuelo 77 de American Airlines Vuelo 93 de United Airlines |
Muertos | 3.017 muertos (incluyendo los 19 terroristas y a los 24 desaparecidos) |
Heridos | más de 6.000 |
Perpetrador(es) | Al-Qaeda |
Motivo | Yihadismo |
Harry observaba la ficha
del atentado aún conmocionado por lo ocurrido tres semanas antes. No sólo
porque en la torre norte había perdido a su compañero Mike, que filmaba la
actuación de los bomberos de la ciudad, sino porque su hermana aún estaba
desaparecida. Su tarea como responsable del NYC Fire Department no le había
dado mucho margen para hacer balance de la gestión informativa, pero esa mañana
una idea rondaba su cabeza ¿Qué hubiera ocurrido si el atentado terrorista se
hubiera producido 11 años antes (en el 2.001) cuando ni por asomo pensaban en
la llegada de las redes sociales? ¿Cómo lo hubieran gestionado?
Minutos antes del primer ataque, Harry estaba realizando el relevo con
su compañero Mike. De repente la alarma saltó. Un aluvión de llamadas al 911
informaban de una explosión en una de las torres gemelas. Inmediatamente Mike
se subió al coche de guardia y se dirigió al lugar siguiendo la estela del Jefe
de guardia de los bomberos. Se dividirían las tareas. En principio Mike se
encargaría de la información in situ y de atender a los Medios de Comunicación.
Desde la central, Harry haría tareas de enlace, publicaría en redes sociales y
efectuaría una escucha activa de todo lo que difundieran los Medios.
Lo importante era liderar desde el principio la acción informativa,
con el fin de luchar contra bulos y rumores, aportar información contrastada y
ofrecer pautas de actuación a la población. Para ello, que mejor que las redes
sociales. Allí iban a empezar a volcarse, de forma masiva, miles de tweets, fotos,
videos y retransmisiones en directo de los miles de ciudadanos armados con sus
Smartphone. Como decían en su ciudad “si llueven limones, haz limones”. Su
idea, era instalar ellos el puesto principal de limonada.
Central NYC Fire Department |
Inmediatamente comenzaron a publicar información en Twitter y
Facebook. Para ello, Harry se desplazó a la sala de crisis armado con su
portátil, sus dos iPhone-4s y un cargador. Desde allí iba posteando la información
de último minuto, siempre con datos contrastados. El contacto con Mike era
permanente. Desde el World Trade Center le informaba del caos que se estaba
produciendo en el proceso de evacuación de la torre siniestrada. De repente
ocurrió. Un avión colisionaba contra la segunda torre. Era evidente. Les estaban
atacando.
Llamó corriendo a sus compañeros Mary y Frank. Estaban libres de
servicio. Debían incorporarse inmediatamente al trabajo. De hecho, ya se habían puesto de camino
al ver caer la primera torre a través de la CNN. Entre tanto, Mike colgaba desde el
lugar fotos y videos en TW y FB, al tiempo que atendía a los periodistas
que lograban acceder a la zona, o que la llamaban a su saturado móvil para
hacerle entrar en directo en radio o TV. Cuando llegaron, Mary se encargó de
atender a los Medios que llamaban por teléfono, mientras Frank apoyaba a Harry
en las redes sociales. Desde el World Trade Center, Mike completaba su tarea
retransmitiendo en directo las evacuaciones a través de Ustream. Todos los
mensajes que aportaban estaban geoposicionados. Además, se facilitaba información,
por los Medios tradicionales y las redes sociales, de los lugares de
evacuación.
La acción informativa se completaba con los mensajes a la población a
través del IPAWS o 911
inverso -un moderno sistema de comunicación que estaba en pruebas desde
el mes de marzo gracias a una acuerdo con la FEMA y la FCC-. A través del mismo
podían mandar un mensaje de texto a los ciudadanos que estuvieran en un entorno
determinado con las oportunas informaciones y recomendaciones. En este caso,
les llegaban datos de los lugares de evacuación, la ubicación de los PMA y los centros de donación de sangre.
Un grito en la sala llamó la atención de todos. En el videowall la cámara de un helicóptero
mostraba como se desplomaba la primera torre. Harry tardó unos segundos en
reaccionar. La última noticia que había recibido de Mike es que estaba dentro
de la torre filmando la operación de rescate junto al Jefe de bomberos. Nunca
más volvieron a saber de ellos. Conmocionados, pero espoleados por la
adrenalina, siguieron trabajando, con más rabia y dolor si cabe, cuando cayó la
segunda torre.
La situación era dramática. La marea informativa era prácticamente
inabordable. Casi imposible contestar todas las menciones en Facebook y en Twitter.
No obstante, decidieron, con ayuda de Pedro, uno de los supervisores hispanos,
abrir una cuenta de Twitter en español. Además, desempolvaron la página de
Crowdmap que meses atrás habían preparado para cuando un desastre ocurriera en
su ciudad. En la misma aportaban datos sobre los lugares de los ataques, Medios
intervinientes, lugares de evacuación, puestos sanitarios, etc… Además los
ciudadanos podían dejar sus aportaciones. Una herramienta que se demostró como
muy eficaz en los terremotos de Haití, Chile y las inundaciones de Queensland
(Australia).
Pero mientras ellos gestionaban la información de emergencias, los
ciudadanos también se organizaban por su cuenta, como meses antes ocurriera en los tornados de Joplin. Los Gobiernos de medio mundo
llamaban a sus nacionales a emplear las redes sociales para localizar a sus
familiares desaparecidos en New York. Seis meses atrás había sido fundamental
durante el terremoto y el Tsunami de Japón. Skipe o FB habían logrado lo que las
saturadas líneas de telefonía móvil no habían permitido. Entonces, el Departamento de Estado Norteamericano recomendó emplear éstas herramientas.
Ahora les tocaba a ellos. Los Tweets por minutos eran exponenciales. Igual que en Japón.
De hecho, a las pocas horas había ya varias páginas en FB destinadas a
facilitar los contactos familiares y a aportar ayuda mutua. Como ya hiciera en
Japón, Google puso en marcha una página destinada a facilitar la localización
de familiares. Una herramienta en varios idiomas. Asimismo, YouTube abrió una
página donde colgar videos para solicitar ayuda en esas mismas localizaciones
de personas. Las listas de desaparecidos fueron también exhibidas en Picassa y
en Flickr. Y cómo no en la página web de la ciudad de New York y en la de la FEMA,
convenientemente enlazadas en redes sociales. También se publicitaron los
listados de heridos y fallecidos.
Galeria Picassa en terremoto de Japón |
Habían pasado tres semanas y no habían podido evitar la muerte de casi
3.000 conciudadanos. Pero al menos, Harry y sus compañeros, con Mike a la
cabeza, habían empleado todas las herramientas a su alcance destinadas a ayudar
a su comunidad. Era la segunda gran tragedia 2.0 después de la catástrofe
japonesa.
(En memoria de las cerca de 3.000 personas muertas en el atentado de las Torres Gemelas. Con un recuerdo especial para policías y bomberos)