Geófonos, sondas, perros adiestrados... Estos son algunos de los sistemas que habitualmente se emplean en la búsqueda de personas desaparecidas en derrumbamientos. Sin duda técnicas y sistemas de gran eficacia que, desde ahora, tienen su complemento en las redes sociales. Es cierto que ya se habían dado casos de personas localizadas al llamar desde su móvil. Acordémonos del derrumbamiento en la C/ Alberto Aguilera de Madrid en marzo de 2.001. Pero la tecnología lo ha superado. Un Smartphone geo-localizado permitió la localización y el rescate de dos personas en las primeras horas de la tragedia turca. Es sólo un ejemplo de los que las redes sociales, como Twitter, están haciendo en Turquía.
Era 8 de marzo de 2.001. Ángel Luis López quedaba sepultado bajo el edificio que se desplomaba sobre él, en la madrileña calle Alberto Aguilera. Su teléfono móvil le permitió comunicar al exterior que estaba con vida y permanecer en contacto con los bomberos del Ayuntamiento de Madrid y el SAMUR practicamente hasta el final de su rescate. Cuando se le acabó la batería, casi al final de la operación de salvamento, le suministraron otro teléfono.
Los móviles ya habían entrado con fuerza en nuestras vidas, pero muy pocos pensaban en las redes sociales y menos en los Smartphone. De hecho, en la región turca de Van el grado de penetración de estos dispositivos no es tan alto como lo era el 11 de marzo de 2.011 en Japón, o lo es hoy mismo en España. Sin embargo, la noticia marca, a mi entender, el inicio del empleo de estos dispositivos como sistemas con los que poder localizar a los ciudadanos en las más diversas circunstancias. Quizá éste sea hasta hoy uno de los casos más espectaculares.
Twitter y la geo-localización
Así, segun ha publicado The Globe and Mail, dos adolescentes postearon en Twitter su desaparición. Un reportero lo vió y avisó inmediatamente a la asociación de rescates AKUT. En dos horas habían sido rescatados. De hecho, fueron de las primeras personas localizadas tras el terremoto. Sin embargo, no se trata de un hecho aislado en los esfuerzos por emplear las redes sociales en las tareas de rescate de éste terremoto.
Cuatro voluntarios de AKUT han sido asignados a monitorear las redes sociales, e internet en general, a la búsqueda de signos de vida. De hecho, como comenta en The Globe and Mail, Memet Tanrisever, uno de los fundadores de AKUT, "todo el mundo está sorprendido de que haya funcionado".
Un bebé de días rescatado de entre las ruinas |
Más iniciativas en Twitter
Como es lógico, Twitter también está agrupando miles de mensajes tanto locales como internacionales a través del Hasthag #TurqueyQuake. Ha servido para la ayuda mutua y, como no, para las críticas al gobierno por las deficiencias en la ayuda o por rechazar la ayuda internacional al comienzo de la crisis.
Ha habido otras iniciativas interesantes, con resultados sorprendentes, como la de un periodista Turco, Erhan Çelik, que ofreció su segunda residencia para acoger a una familia damnificada. A las pocas horas 17.000 ofrecimientos similares ocupaban la tuitosfera. Empleo el Hasthag #ÊvimEvindirVan con el lema "mi casa es tu casa". Siete horas después tenía esos 17.000 correos ofreciendo también sus casas. La información se la pasó al gobernador y ahora son las autoridades locales quienes organizan todos esos ofrecimientos.
Como ocurriera en Haití, Queensland, Japón o Egipto, FB ha tenido su papel para organizar sobre todo la ayuda hacia los damnificados. Se han creado expresamente páginas para la ayuda o se ha gestionado a través de organizaciones como la Media Luna Roja.
Google en el terremoto
Como ya hiciera por primera vez en el terremoto de Japón, Google ha vuelto a activar su buscador de personas desaparecidas que además funciona en varios idiomas. No sólo es una herramienta gratuita, sino que además se puede incrustar en cualesquiera otras aplicaciones o webs tanto privadas como gubernamentales, algo a tener muy en cuenta.
Crowdmap. Geolocalizando los incidentes
Y con el software Usahidi como base, Crowdmap ha servido también en esta catástrofe para que, de forma colaborativa, se haya podido conocer dónde se geo-posicionaban las zonas de búsqueda y rescate, los lugares de albergue o dónde se produce el abastecimiento a los damnificados.
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