¿De qué fuentes debe proceder la alerta o la alarma?
En nuestro país, y de acuerdo con la vigente Ley de Protección Civil, según el nivel del Plan de emergencia activado, serán del alcalde, el presidente de la Comunidad, o el Ministro del Interior, los competentes a la hora de definir y difundir los mensajes pertinentes.o
Sin embargo...
Lo más eficaz es que sea quien logre la mayor respuesta social, ya sea por el prestigio de su cargo, su credibilidad, su carisma o por sus conocimientos técnicos
Para completar nuestro análisis es importante tener en cuenta los resultados del estudio realizado por el Centro Europeo de Información de Emergencias (CEISE) dependiente de la Dirección General de Protección Civil del Ministerio del Interior. En el mismo se llega a las siguientes conclusiones:
1.- La distribución de los informantes en las catástrofes, según su naturaleza es:
* Comunicadores no profesionales. 77,1%.
* Comunicadores profesionales. 18,3%.
* Fuentes documentales. 4,6%
2.- Distribución de los comunicadores no profesionales
* Testigos, observadores. 50,9%.
* Afectados, damnificados y habitantes.49,1%.
Estos datos vienen a demostrar la carencia de fuentes solventes en la elaboración de la información de catástrofes y emergencias, ya sea porque estas no existen en el lugar de la recogida de información o porque se dedican a otras tareas distintas a las de la Comunicación en crisis. Obviamente también posee gran importancia aquella máxima periodística "que la realidad no te arruine una buena noticia" que lleva a algunos medios o programas sensacionalistas a preferir el testimonio jugoso del "enteradillo" de turno a la declaración ponderada y rigurosa del portavoz de la emergencia.
Así las cosas, a la hora de decidir quien elabora y difunde los mensajes de alerta y alarma hemos llegado a la conclusión de que debe ser el más creible, si es que queremos dotar nuestra acción comunicativa de la máxima eficacia posible.
En un estudio realizado en 1992 en las Landas francesas, en el que se entrevistaba a 150 periodistas, los profesionales de la comunicación valoraban como las fuentes más creíbles en un incendio a:
1.- Oficial de bomberos responsable de la intervención
(Portavoz Técnico)
2.- Jefe de Prensa de Bomberos (Portavoz Oficial)
Esto nos situa ante una encrucijada, especialmente en la fase de alarma cuando la amenaza ya se ha materializado ¿Cómo podemos contar para lanzar nuestros mensajes con el portavoz técnico, con el mando de la intervención, si la situación no está controlada? Cuando el oficial de bomberos realiza tareas de mando y control sobre centenares de personal, será casi imposible contar con él para que atienda a los Medios informativos. Lo mismo nos pasará con el coordinador médico, pendiente de los triajes, la valoración, la estabilización y la evacuación de las víctimas. Sus obligaciones le impedirán hacer declaraciones, y si alguien no las hace, los rumores crecerán y los ciudadanos padecerán las consecuencias de la desinformación con todos los riesgos que esto conlleva.
La solución es pues apostar por el portavoz oficial. Un Servicio de Información de emergencias cualificado, dotado de enviados especiales al lugar de los hechos, soventará la crisis o, almenos, tendremos alguna oportunidad de que así sea.
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